Archive for Outubro, 2010

A Os Ancares en misión humanitaria

En 1968, estudiantes de Medicina de Santiago viajaron en expedición al rincón más apartado de Galicia para llevar medicamentos y asistencia a sus habitantes

S. R. PONTEVEDRA  –  Santiago EL PAÍS – 12-10-2010

“Mi padre me dijo que el mar es muy grande, tiene mucha agua y remata en una raya”, explicaba una niña a sus amigos un domingo en el atrio de la iglesia de Donís. En 1968, ningún rapaz de esta aldea de Os Ancares había ido a la playa, pero ese era el menor de sus problemas. Lo peor de su aislamiento, de la ausencia absoluta de asfalto y de un tendido eléctrico que a algunas localidades todavía llegó en tiempos de Fraga en la Xunta, eran la falta de asistencia sanitaria, el bocio, la tuberculosis, la imposibilidad de evacuar a enfermos, heridos y parturientas no siendo a pie por la nieve, acostados y atados sobre una escalera de mano a modo de angarilla.
Pero a aquellos pequeños de hace 40 años, lo que más les interesaba era saber con qué jugaban “los niños del mar”. “Pues juegan como vosotros: saltan a la cuerda, construyen casitas con piezas de madera, tienen trenes que andan como los de verdad, camiones de latón, y muchas otras cosas”, les respondió con su mejor voluntad aquel día de otoño el periodista Enrique de Arce, cronista para El Ideal Gallego de una expedición humanitaria que había llevado estudiantes del último curso de Medicina al rincón más olvidado de Galicia. “Nosotros no tenemos eso”, se lamentó entonces otro de los críos.

Ni los Reyes Magos se acordaban en su anual reparto de las aldeas de Donís, en Cervantes, donde los vecinos “vivían como pájaros en una jaula de cielo y tierra” una “existencia atormentada por la incomunicación”. La descripción es del propio De Arce, que acaba de rescatar en un libro (Os Ancares, a serra esquecida, Teófilo Comunicación) que será presentado este fin de semana en Piornedo los artículos resultantes de aquel viaje, con algunos comentarios añadidos que entonces, en pleno Franquismo, no podían salir publicados.

“Hay cosas que están en el libro que no están en las crónicas”, reconoce el autor. “Entonces ya no había censura previa, pero la autocensura que nos imponíamos los propios medios era peor”. Denunciar la dramática situación de los vecinos ignorados de la montaña, pagadores de impuestos que no recibían nada a cambio del Estado, cuando sólo el Estado podía remediar sus males, podía molestar a las autoridades. Y sólo un periódico en Galicia, aquel en el que trabajaba De Arce, podía hacerlo, en aquella época muy influyente y protegido por el paraguas de la Editorial Católica, que movía sus propios hilos en el poder.

Coincidió que el padre Roberto Cea, párroco de aquellas aldeas, mandó una carta de SOS a Pedro de Llano López, Bocelo, director de El Ideal Gallego en los mismos días de 1968 que en Santiago se empezaban a movilizar unos estudiantes que también optaron por telefonear al rotativo para difundir su iniciativa. José Manuel Vázquez Varela, alumno de Geografía e Historia, hoy catedrático de Prehistoria en Compostela, coordinaba a un grupo de futuros médicos (tres estudiantes de la facultad, Elena, Fernando y Gerardo) para llevar durante más de una semana asistencia sanitaria y fármacos a Os Ancares. La misión partió camino de la sierra, con el material que había logrado colectar, el 30 de septiembre de 1968.

La última vez que algún poderoso se había preocupado por desplegar algún sistema de comunicación con la montaña había sido cuando el marqués de Riestra mandó tender un cable de acero sobre el valle para llevarse los árboles, los mejores de España para fabricar traviesas de tren y barricas de Jerez.

En Os Ancares, en 1968, aquellos jóvenes expedicionarios descubrieron cosas para toda Europa inimaginables. Todas las vacas estaban tuberculosas y transmitían su enfermedad a la gente; habitualmente no había mucho más para comer que pan, castañas, patatas y tocino; el jabalí todavía se cazaba como en la prehistoria, varios hombres lo cercaban en la nieve y le dejaban clavados sus chuzos hasta que se desangraba; no había teléfono, ni había llegado la noticia de lo que había sucedido en París el pasado mayo. Tampoco tenía mayor importancia: este mundo era otro mundo, infinitamente más invisible que África para la Unesco y la Unicef. Al cumplir los siete años, los niños ya estaban listos para “subir a la braña”, a vivir solos durante tres meses cuidando el ganado, sin regresar al pueblo hasta septiembre.

Al año siguiente, dos antes de que el Estado construyese las primeras pistas, el periódico emprendió una nueva campaña solidaria. Llegaron donaciones de juguetes, mantas, ropa y vitaminas de toda Galicia, y 50 niños de Os Ancares viajaron en bus hasta A Coruña para ir al cine y bañarse en el mar.

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Cuatro bueyes fracasaron en el intento de abrir de nuevo la esfera metálica de Magdeburgo

Las jornadas de Ciencia en Acción concluyeron con la entrega de casi 20 premios
SANTIAGO/LA VOZ. 4/10/20104/10/2010
La curiosidad se centró ayer en el claustro del Rosalía de Castro, en donde se escenificó el famoso experimento de las esferas de Magdeburgo, expuesto por el físico alemán Otto von Guericke ante el emperador Francisco III en 1654. La recreación se realizó solo con pequeños detalles de diferencia con el de Guericke. A grandes rasgos, el físico alemán puso delante de los asistentes una esfera de cobre de medio metro de diámetro e hizo el vacío en su interior. Dos tiros de ocho caballos cada uno no fueron capaces de abrirla, pero sí lo fue cuando el aire penetró en su interior.
Bajo la coordinación del profesor Antonio Vidal, dos tiros con dos caballos cada uno de raza vienesa y procedentes de Quiroga emularon a sus antepasados equinos, pero tampoco consiguieron abrir la bola de hierro traída de Granada para la demostración. Y eso que tiraron con fuerza, hasta el punto de que uno de ellos dobló su rodilla y se fue al suelo y de que estuvieron a punto de derribar la mesa de Vidal con el material neumático. «A base científica disto é que se crea unha diferencia moi grande de presión entre o interior e o exterior, que fai que o aire presione desde fóra impedindo a separación das esferas», señala Antonio Vidal.
El experimento se encuadra en La XI edición de Ciencia en Acción que se ha venido celebrando de forma exitosa y participativa en el Rosalía de Castro, y que ayer concluyó con un acto de clausura en el que fueron entregados los premios Ciencia en Acción y Adopta una Estrella.
El primer premio especial del jurado le correspondió a Milenio , suplemento del Heraldo de Aragón . En el concurso Adopta una Estrella los premiados fueron Iván Nadal y Javier Medina. En cortos científicos los galardonados fueron ex-aequo un equipo del Instituto Geológico de Madrid y el cántabro Fernando Fernández.
Hasta un total de 18 premios fueron entregados en la ceremonia final a trabajos de divulgación científica, materiales didácticos, sostenibilidad, puesta en escena, laboratorio de matemáticas y biología, ciencia y tecnología, laboratorio espacial, ciencia, ingeniería y valores, demostraciones de física y demostraciones de química.

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Unha nena de Friol na escola de finais dos 70

Este vídeo emitiuse no programa Vivir Cada Día de TVE. É unha reportaxe de finais dos 70 que en 12′ nos conta a xornada dunha nena de 13,14 anos dunha aldea do Concello de Friol (Lugo) escolarizada no Grupo Escolar. Impresiona comprobar como cambiaron as cousas, parece moito máis antigo do que é. Para os nenos, e sobre todo para esta nena, a escola é un descanso. Na casa non para de traballar suplindo a finada nai, non importa que só sexa unha nena. Iso si, na escola non poden falar a súa lingua e falan un castelán que recorda ás estúpidas parodias do ‘galego’ que aínda fai algún imbécil. Un testemuño revelador dun pasado que hoxe, por desgraza, aínda non está superado. Impresionante e conmovedor.

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